lunes, 21 de abril de 2008

Aquí




Perlas rojas
muy rojas
giran en mi boca
las muevo con mi lengua
necesito comprender su color.
Estoy muda porque no supe cuidar mi voz.
Estoy débil porque no supe cuidar mi espacio.
Hay mundos que no querré volver a visitar.
Hay juegos que no querré volver a jugar.
Sólo deseo la quietud.
Sólo deseo la simpleza de jugar con mis niñas, aquí,
en este tiempo, en mi pequeña parcela en esta casa.
¿Dé que me sirve viajar al más allá, buscar revelaciones
en códigos que no descifro?
¿Por qué necesito partir hacia otras dimensiones
si tengo una raíz que me enraiza en esta?
Las perlas en mi boca se deshacen como caramelos dulces.
Podrían haber estallado, pero preferí deshacerlas lentamente
con mi calor.
¿Por qué visitar a los muertos si todavía estoy cálida y mi cuerpo vive?
¿Para qué anticipar respuestas y especular con saberes que no pertenecen a mi plano?
Busco a Dios en la Tierra.
No quiero viajar más chamánicamente a ningún sitio.
Sólo quiero regocijarme con la sonrisa de mis hijas,
asombrarme con cada detalle de su crecimiento.
Honrar la Divinidad en mi sencillez, en mi pequeño intento de ser humana.
El único rito posible es el de permanecer, enraizar, teniendo el coraje de sentir hasta donde haya que se sentir, hasta ese sitio donde la emoción desborda y arde...








© 2008 by Orquídea

miércoles, 16 de abril de 2008

La Sacerdotisa habló...


Las piedras del desierto son deshechas por el viento.
En el espíritu del viento habita la Shejiná.
No sólo es Presencia Divina, es arcilla para modelar. Es materia entre tus manos para crear humanidad y gestar ciclos.
Eruditos y neófitos son escultores potenciales de una potencial humanidad.
Humanidad es sagrada, es tejer trama, hilar lazos de luz.
La luz sólo se enciende entre lazos humanos.
La luz no se revela en soledad.
La luz no se enciende en aislamiento.
La luz se revela en unicidad.
Ésta no es luz de sabiduría, ésta es luz de amor.
En los corazones mora la Shejiná.
Esta esperando ser revelada.
Ella se oculta para abrir en cada espíritu el don de la revelación, y la libre elección en este sendero de vivir.
Entre las piedras del desierto Ella mora.
Entre el viento que pulveriza las piedras Ella mora.
Entre el silencio del triste Ella mora.
Entre los llantos de los recién nacidos Ella mora.
Entre la frialdad de un cuerpo muerto Ella mora.
Entre el pasado Ella mora.
Entre el presente Ella mora.
Entre el futuro Ella mora.
Entre los mundos visibles e invisibles Ella mora.
En la inspiración de los artistas Ella mora.
En la profundidad de los abismos Ella mora.
En la altura de la montaña Ella mora.
En el crepitar del fuego Ella mora.
En la dureza de la roca Ella mora.
En la fuerza del maíz Ella mora.
En la blandura del algodón Ella mora.
Entre los ríos y los valles, entre los sueños de cada durmiente Ella mora.
Entre los pasos de cada caminante Ella mora.
Entre la sed y el agua Ella mora.
Entre el canto de los grillos Ella mora.
Entre las fases de la Luna Ella mora.
En la tibieza del Sol, en las manos de una madre Ella mora.
En el miedo y el consuelo Ella mora.
Shejiná, Divina Presencia, oculta y revelada a través de los vínculos.
El amor humano es la única fuerza posible capaz de abrir su revelación.
El amor humano es la tibieza adecuada que abre la semilla cerrada con hermetismo.
El amor humano genera la apertura del capullo de la Shejiná en la Tierra.
La Shejiná necesita del amor como un brote necesita de la luz del Sol para crecer y buscar altura.
La Shejiná sostiene toda la Creación, desde el naufragio y las cloacas hasta la música de Vivaldi y las notas sagradas de los antiguos cantos a Dios.
Nada hay fuera de Ella; sin embargo, Ella permanece oculta, pues su mayor acto de amor es otorgar al ser humano la tarea de Revelar Su Presencia dentro de sí mismo y dentro de todas las cosas.
Ella es vibración permanente, inmanente, omnipresente, inherente a todo lo manifestado, al estado material; sin embargo se escabulle entre los dedos de las manos de los seres mezquinos.
Sólo se revela poco a poco entre los dedos de las manos solidarias.
En la generosidad se abre el agradecimiento.
En el agradecimiento se abre la humildad.
En la humildad se alaba al prójimo.
En la alabanza se abre la alegría.
En la alegría se abre la salud.
En la salud se abre la capacidad de conectar con altos voltajes energéticos.
En la conexión se abre la vibración.
En la vibración se erradican las mentiras.
En la verdad se abre la libertad.
En la libertad el ser humano elije.
En la elección se abre la bondad.
En la bondad se abre el regocijo.
En el regocijo se genera el deleite.
En el deleite se abre la Majestuosidad de Su Presencia aquí en la Tierra.
En su Presencia está la revelación.
En la revelación está el compromiso de servirle.
En el servicio a Ella está la más nutricia y permanente fuente de paz.
En la Paz está la conciencia de Unicidad.
En la Unicidad se abre el silencio.
En el silencio está la comunión.
En la comunión está el acto creativo.
En la creación surge la palabra sagrada, para bendecir
y alabar a La Creadora en acción.
En la acción está lo cotidiano.
En lo cotidiano está SU Presencia.



© 2008 by Orquídea

viernes, 4 de abril de 2008

Envidia

se retuerce la reina apabullada por tu luz solar
se retuerce la reina caprichosa y fragmentada
se retuerce le reina sin vestidos brillantes
se retuerce la reina con corona de lata...
-se retuerce de envidia,
de ratas venenosas que le mastican la calma-




© 2008 by Orquídea