miércoles, 21 de mayo de 2008

Noticias urbanas


La lluvia de hojas continúa en la ciudad.

Incesante es su ritmo.

Chorrea el otoño sobre cada pensamiento.

Los corazones sueltan sus últimos suspiros

antes de sucumbir frente al ocre amarillento.

Y en cada siesta ausente

la muerte arrulla su promesa de vida.




© 2008 by Orquídea

lunes, 12 de mayo de 2008

Hija del Desierto

Savia de las plantas antiguas
Sabiduría de mujer
Guardiana de la vida
Nodriza de la tierra
Despierta luna abierta
Para renacer
Diosa de la primera estrella
Espíritu danzante
Ven a mí
Raíces milenarias
Nutriendo mi memoria
Para cambiar la historia de una vez
Soy hija del desierto
Soy libre como el viento
Soy alas que se queman
en cada atardecer
para yacer ardiendo
desnuda en cuerpo y alma
renaciéndote
renaciéndome
soy la que soy
bailando entre las llamas del amor
no me detengas
no me encadenes
no me maltrates
no me condenes
Soy la que Soy
intensidad
útero y corazón
latiendo en cada luna
© 2008 by Orquídea

lunes, 21 de abril de 2008

Aquí




Perlas rojas
muy rojas
giran en mi boca
las muevo con mi lengua
necesito comprender su color.
Estoy muda porque no supe cuidar mi voz.
Estoy débil porque no supe cuidar mi espacio.
Hay mundos que no querré volver a visitar.
Hay juegos que no querré volver a jugar.
Sólo deseo la quietud.
Sólo deseo la simpleza de jugar con mis niñas, aquí,
en este tiempo, en mi pequeña parcela en esta casa.
¿Dé que me sirve viajar al más allá, buscar revelaciones
en códigos que no descifro?
¿Por qué necesito partir hacia otras dimensiones
si tengo una raíz que me enraiza en esta?
Las perlas en mi boca se deshacen como caramelos dulces.
Podrían haber estallado, pero preferí deshacerlas lentamente
con mi calor.
¿Por qué visitar a los muertos si todavía estoy cálida y mi cuerpo vive?
¿Para qué anticipar respuestas y especular con saberes que no pertenecen a mi plano?
Busco a Dios en la Tierra.
No quiero viajar más chamánicamente a ningún sitio.
Sólo quiero regocijarme con la sonrisa de mis hijas,
asombrarme con cada detalle de su crecimiento.
Honrar la Divinidad en mi sencillez, en mi pequeño intento de ser humana.
El único rito posible es el de permanecer, enraizar, teniendo el coraje de sentir hasta donde haya que se sentir, hasta ese sitio donde la emoción desborda y arde...








© 2008 by Orquídea

miércoles, 16 de abril de 2008

La Sacerdotisa habló...


Las piedras del desierto son deshechas por el viento.
En el espíritu del viento habita la Shejiná.
No sólo es Presencia Divina, es arcilla para modelar. Es materia entre tus manos para crear humanidad y gestar ciclos.
Eruditos y neófitos son escultores potenciales de una potencial humanidad.
Humanidad es sagrada, es tejer trama, hilar lazos de luz.
La luz sólo se enciende entre lazos humanos.
La luz no se revela en soledad.
La luz no se enciende en aislamiento.
La luz se revela en unicidad.
Ésta no es luz de sabiduría, ésta es luz de amor.
En los corazones mora la Shejiná.
Esta esperando ser revelada.
Ella se oculta para abrir en cada espíritu el don de la revelación, y la libre elección en este sendero de vivir.
Entre las piedras del desierto Ella mora.
Entre el viento que pulveriza las piedras Ella mora.
Entre el silencio del triste Ella mora.
Entre los llantos de los recién nacidos Ella mora.
Entre la frialdad de un cuerpo muerto Ella mora.
Entre el pasado Ella mora.
Entre el presente Ella mora.
Entre el futuro Ella mora.
Entre los mundos visibles e invisibles Ella mora.
En la inspiración de los artistas Ella mora.
En la profundidad de los abismos Ella mora.
En la altura de la montaña Ella mora.
En el crepitar del fuego Ella mora.
En la dureza de la roca Ella mora.
En la fuerza del maíz Ella mora.
En la blandura del algodón Ella mora.
Entre los ríos y los valles, entre los sueños de cada durmiente Ella mora.
Entre los pasos de cada caminante Ella mora.
Entre la sed y el agua Ella mora.
Entre el canto de los grillos Ella mora.
Entre las fases de la Luna Ella mora.
En la tibieza del Sol, en las manos de una madre Ella mora.
En el miedo y el consuelo Ella mora.
Shejiná, Divina Presencia, oculta y revelada a través de los vínculos.
El amor humano es la única fuerza posible capaz de abrir su revelación.
El amor humano es la tibieza adecuada que abre la semilla cerrada con hermetismo.
El amor humano genera la apertura del capullo de la Shejiná en la Tierra.
La Shejiná necesita del amor como un brote necesita de la luz del Sol para crecer y buscar altura.
La Shejiná sostiene toda la Creación, desde el naufragio y las cloacas hasta la música de Vivaldi y las notas sagradas de los antiguos cantos a Dios.
Nada hay fuera de Ella; sin embargo, Ella permanece oculta, pues su mayor acto de amor es otorgar al ser humano la tarea de Revelar Su Presencia dentro de sí mismo y dentro de todas las cosas.
Ella es vibración permanente, inmanente, omnipresente, inherente a todo lo manifestado, al estado material; sin embargo se escabulle entre los dedos de las manos de los seres mezquinos.
Sólo se revela poco a poco entre los dedos de las manos solidarias.
En la generosidad se abre el agradecimiento.
En el agradecimiento se abre la humildad.
En la humildad se alaba al prójimo.
En la alabanza se abre la alegría.
En la alegría se abre la salud.
En la salud se abre la capacidad de conectar con altos voltajes energéticos.
En la conexión se abre la vibración.
En la vibración se erradican las mentiras.
En la verdad se abre la libertad.
En la libertad el ser humano elije.
En la elección se abre la bondad.
En la bondad se abre el regocijo.
En el regocijo se genera el deleite.
En el deleite se abre la Majestuosidad de Su Presencia aquí en la Tierra.
En su Presencia está la revelación.
En la revelación está el compromiso de servirle.
En el servicio a Ella está la más nutricia y permanente fuente de paz.
En la Paz está la conciencia de Unicidad.
En la Unicidad se abre el silencio.
En el silencio está la comunión.
En la comunión está el acto creativo.
En la creación surge la palabra sagrada, para bendecir
y alabar a La Creadora en acción.
En la acción está lo cotidiano.
En lo cotidiano está SU Presencia.



© 2008 by Orquídea

viernes, 4 de abril de 2008

Envidia

se retuerce la reina apabullada por tu luz solar
se retuerce la reina caprichosa y fragmentada
se retuerce le reina sin vestidos brillantes
se retuerce la reina con corona de lata...
-se retuerce de envidia,
de ratas venenosas que le mastican la calma-




© 2008 by Orquídea

viernes, 28 de marzo de 2008

La profecía de las Yeguas Rojas

dedicado con amor, al instinto femenino, a la sagrada libertad de las hembras, a las nuevas mujeres...

Ante un peligro, los machos mamíferos de cualquier especie actúan de dos modos básicamente: atacando o huyendo. Las hembras son diferentes. Ante una amenaza, lo primero que hacen es formar un círculo para protejer a las crías.


Un tropel de yeguas rojas avanza...

La luna les canta para que dancen en libertad.

Relinchan y sus caderas comulgan con el viento.

Son mensajeras del espacio infinito.

Sus cuerpos resguardan los misterios dormidos.

En su sangre está la rúbrica del Universo inquieto.

No temen, y corren abriendo senderos,

despertando el deseo en cada Peregrina.

La tormenta se desata, y con ella,

los tambores que impulsan el galope.

El horizonte espera su llegada bendita.

Y cuando lleguen nuevas puertas se abrirán,

serán parteras de nuevos viajes,

unidas a las mujeres libres de la Tierra,

sin mordazas ni cadenas.

Salvajemente femeninas.

Intensamente Hembras.

Yeguas y mujeres cuidarán la Vida.

La luz púrpura de sus vientres

será el nuevo faro para una humanidad huérfana.
En sus regazos se acunarán los miedos.
Sobre sus lomos se hermanarán amigos y enemigos.
Sin riendas que las domestiquen,
Ellas traerán paz y reverencia ante el milagro de estar vivos.


...Un tropel de yeguas rojas avanza...

¿puedes reconocerte en la fuerza muscular de sus caderas?

¿puedes sentir el viento limpio sobre su rostro?

¿puedes gozar de la velocidad de su galope?

¿puedes sentir que eres una con ellas?...



© 2008 by Orquídea

lunes, 24 de marzo de 2008

MEMORIA

Me desvisto del vestido que la noche me ha brindado
descascaro mi sordera,
mi egoísmo
-sin cuidado-

Deshollo mis pieles gruesas hasta quedar descubierta...
sólo un finísimo velo cubre mi desnudez.
Y por un instante me siento cobijada bajo su tenue textura...
Pero en mi tierra las lágrimas están brotando...
no hay refugio conocido para el que está despertando.
La sangre habla y relata
denuncia y clama justicia
no hay fantasmas, sino luchas,
esperanzas y vigilias.

En el silencio profundo se abre la boca del viento
y su lengua enfurecida gesta palabras y voces
que desprenden lo adherido, que descosen las heridas,
las cicatrices se secan y caen- de golpe- al suelo vacío.
El suelo se llena de huecos que la tormenta llena con gritos indescriptibles.
Cuerpos amordazados se levantan de sus tumbas
muertos anónimos enterrados en las sombras
y cada uno levanta su digno nombre
alzándolo hacia la luz del día.

La memoria es un caldero que arde pero no olvida
se transforma, se evapora, pero se aferra a la vida.
La manada es una sola y olfatea las ausencias
que son muchas, que son tantas, y que brillan en presencias.
Los ausentes andan sueltos,
entre puertas
y zaguanes,
siluetas aparecidas,
como guías y guardianes
pulsando como semillas,
fieles luces del sendero.
espíritus,
almas,
dones,
compañeros ...

Mi carruaje se ha averiado.
Mi ropaje se ha caído.
Y como una pordiosera
canto y celebro que vivo.
Soy una más en mis pagos
y me sumo al laberinto.
Entraremos
Buscaremos
hasta curar nuestro nido.
El refugio no es distancia.
La libertad no es olvido.



© 2008 by Orquídea