sábado, 15 de diciembre de 2007

XAFIRO

Cuatro de la mañana.
Hora de naufragios por los mares de mí misma. Naufragios de éxtasis y exploración profunda; de rumbos inseguros, tan plenos como inciertos.
A esta hora nada temo. La ciudad descansa y está mansa, como una leona dormida. Aún no siente hambre y su ferocidad se acalla en las fauces de lo oscuro. Ella dormita, pero yo, estoy ancha, desnuda, radiante y soberana de mis creencias y de mis creaciones.
Resplandezco de integridad, derrochando dulzura. Habito este instante como una hembra en celo, buscando la preñez que me colme de poemas, de latidos, de colores, de nuevas maneras de tejer los mundos. Los fantasmas retroceden ante mi esperanza, los miedos se desvanecen entre mis dedos. Porque mis manos tejen, porque mis dedos hilan un canto de placer, una plegaria del alma, una alabanza sentida a la Creación inmanente.
Y el reloj marca sin prisa cada minuto avanzando; las cuatro de la mañana, promesa de sol llegando...atisbos suaves de pajaritos cantando, suaves y tenues como las plumas de sus pichones...La Vida se abre como un capullo irrigado de alegría, la mañana se aproxima, abriéndose paso entre el silencio y las pausas.
Cuatro de la mañana.
Hora de naufragios elegidos con brujas danzarinas que jamás usan brújulas...
Cuatro de la mañana...
El cielo está a punto de convertirse en un xafiro, azul, prístino, traslúcido;
diamante puro de la existencia...
...con ese azul me basta para seguir descifrando el mapa de mi esencia...





© 2007 by Orquídea

viernes, 14 de diciembre de 2007

El testigo

Un manojo de neuronas, de ojos, de latidos...que expanden y contraen sus luces y sus sombras...
Una constelación vibrante pulsa dentro de mí, inaugurando tormentas de emociones impiadosas, que rugen hasta sacarme la piel, hasta desollar de mis huesos la mediocridad; hasta despellejarme de los falsos testigos.
El único testigo posible es el fuego crepitante, que tan pronto se enciende como se consume, llevándose consigo los secretos más preciados, las mil y una noches de la danza más genuina.
Soy la que Soy. Seré la que seré. Desnuda y sin prisa.
En cada letra de mi nombre hay un llamado de vida.
En la médula ósea de este silencio oscuro, está el azúcar que empalaga mi lengua; músculo-serpiente que se extiende húmeda, tocando cada rincón para bendecirte. Giro extasiada con la mandíbula inmensa, bebiendo a sorbos la lejanía de tu presencia...escupiendo al suelo la presencia de tu lejanía.
El único testigo de mi ardor es el fuego. Sólo él conoce cómo me raspa el alma tu ausencia.
El único testigo de mi amor es el fuego...sólo él ve los dibujos que creo en mi mente al pensarte...sólo el fuego es testigo del temblor de mis labios, del sudor de mi vientre...de la calma perdida...de la cama revuelta, empapada de mis mieles, insurrecta...



© 2007 by Orquídea

jueves, 13 de diciembre de 2007

Sangre de pincel


Sangra, sangra...¿cómo no va a sangrar un pincel ?

Los pinceles sangran.

Si los exprimes obtendrás de ellos gotas que narran los sentimientos de los pintores.

Los pinceles sangran; chorrean la esencia de sus dueños; revelan todos sus sinsentidos; sueltan las huellas de sus búsquedas, irradian el resplandor de sus aciertos , y la melancolía de sus tardes grises...

Son como pequeñas escobitas que limpian su alma, su cuerpo y sus huesos, por eso sangran.

Un pincel , una vez que es usado, deja de ser pincel para siempre, y se convierte en una voz que canta a través de los colores.

Los pinceles sangran - te lo aseguro- sangran.
Sangran soltando purpurinas sobre el suelo, atravesando angostos puentes; mojando cascarones hasta desollar las máscaras; hasta dejar a la intemperie los rostros sin pintura.
Sangran apasionadamente, soltando océanos de color rojo; "el color que llama al color"...
Ya sea bajo el calcinante sol del mediodía; o bajo la plateada luna preñada de agua; o bajo las alas oscuras de la cóncava noche; los pinceles sangran, derrochando intensa vida...



© 2007 by Orquídea