martes, 18 de septiembre de 2007


(Dedicado con hartazgo al sistema opresor, a todos los opresores, misóginos, dañinos depredadores de la Vida en la Tierra)




Hoy destierro de mi suelo tu rasguño enceguecido.
No dañes más mis semillas,
mi refugio no es tu abrigo.
Envenenas mi simiente con tu espada corrosiva,
no conoces el misterio de la fuente femenina.
Las hembras somos profundas
y latimos con la tierra,
ya no queremos abusos,
ni devastación, ni guerras.

Vete ya de esta cultura,
necesitamos amor,
comunidad, trama nueva
agua de azares y presencias
de hombres íntegros
que honren la vida.

El zumbido de las abejas,
el aletear de las mariposas,
el sonido que hace una hormiga al morder una hojita verde,
el poderoso grito de una mujer pujando,
el estruendoso llanto de un bebé recién nacido,
el rocío que cae cada mañana...
ahogarán el sonido de tus pasos intrusos,
ahogarán el sentido de soldados marchando...
más allá de tu crueldad,
-te lo aseguro-
la vida siempre se abrirá paso.







© 2007 by Orquídea

4 comentarios:

El búho rojo dijo...

Me gusta, pese a todo, sentir esas sensaciones.

Alejandra Dening dijo...

Siempre abriremos paso, con la tierra en nuestro vientre... Besos!

Unknown dijo...

Tus palabras son la prueba de sí mismas: Las mujeres sois profundas y unidas indisolublemente con la tierra. Una belleza, Orquídea bella,
V.

Anónimo dijo...

abajo toda sumisión

besitos