Aquí estoy. Mirándome hasta los huesos. Ahora me quitaré el vestido...y mi piel será el cuerpo sano de la verdad. Ya no habrá engaños que me ahoguen. Ni promesas diluídas en arenas de agua.
La única pócima que beberé será la luz de mi propio aliento.
Y una noche sin luna, abriré la boca y rezaré tu nombre.
© 2007 by Orquídea
viernes, 11 de mayo de 2007
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