domingo, 13 de mayo de 2007

PISCIS


Navegaba errante
por mares y niebla
deshabrida de colores y sabores
las plumas feas y apelmazadas,
trapos viejos de mi misma.

Y como una daga de esperma
apuntada hacia mi pecho
sentí la impecable certeza de que alguien
me llamaba desde las profundidades.

Supe que tenía que bajar,
descender hasta donde fuera necesario
bucear hasta el fondo más negro
atravesar erizos y hechizos
hasta sentir la vibración de su voz
en mi cuerpo.

Entonces me convertí en pez.
Mi piel dejó de ser impermeable
y se abrió al oleaje de las emociones.

Nadaba con ansias
en un azul más oscuro que el abismo
y de pronto, entre corales y algas,
lo ví.

Su nombre era Keannu.
Alto y radiante
se reveló ante mí
mostrando la luz
de su majestuosa masculinidad.

Su mirada penetrante me atravesó
sin permiso,
y calmo, pero muy serio
comenzó a hablarme:

-"¿Tenes tiempo?"- me preguntó
-¿tiempo para qué? -le dije sorprendida
-"Para volar.
Puedo ser tu piloto
o tu ángel,
y llevarte al cielo
y hamacarte...
y desvanecerte..."
© 2007 by Orquídea



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